Piensa en esto: cuando te regalan un reloj te regalan un pequeño infierno florido, una cadena de rosas, un calabozo de aire. No te dan solamente el reloj, que los cumplas muy felices y esperamos que te dure porque es de buena marca (...) no te regalan solamente ese menudo picapedrero que te atarás a la muñeca y pasearás contigo. Te regalan -no lo saben, lo terrible es que no lo saben-, te regalan un nuevo pedazo frágil y precario de ti mismo (...).
Te regalan la necesidad de darle cuerda todos los días (...) te regalan la obsesión de atender a la hora exacta (...). Te regalan el miedo A perderlo, de que te lo roben, de que se te caiga al suelo y se rompa. (...). No te regalan un reloj, tú eres el regalado, a ti te ofrecen para el cumpleaños del reloj.
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